Vivimos en la era de los “coches electrónicos”, con una seguridad altísima y además, mucho más rápidos de lo que podamos apreciar. ¿Acaso alguien se esperaba que se pudiera fabricar un coche capaz de superar los 400 km/h? Si lo pensamos bien, es una auténtica locura. Y esto es un extremo, porque un utilitario con 150 CV, puede superar los 200 km/h con cierta facilidad, un hecho que nos hemos tomado como algo normal. Básico.
Sin embargo, superar ciertas velocidades fueron un reto hace décadas. La primera vez que un automóvil superó los 100 km/h, la gente de la época se pensó que era una locura, un auténtico disparate que mataría a la persona que se atreviera a semejante acción. Y, sin embargo, el Jamáis Contente, el primer coche en superar los 100 km/h se convirtió en leyenda y su piloto no se mató.
Pero la obsesión por ir cada vez más rápido, está intrínsecamente ligada al ser humano y el empeño en superar los límites siempre ha estado ahí. Por eso, se fabricaron coches como el Napier Samson L48, un vehículo que data de 1904 y que, para muchos, es un poco desconocido, pero es un mito para los fanáticos de los coches “de récord” y para los amantes de los vehículos históricos. Se trata del primer coche británico que superó las 100 millas/hora, o dicho de otro modo, el primer coche inglés en superar los 160 km/h, algo que se logró, por cierto, en Estados Unidos –durante la Semana de la Velocidad en Daytona Beach–.
El Napier Samson L48 fue pilotado por el británico Arthur MacDonald en 1905 –en enero–, y alcanzó las 104,651 millas/hora –168 km/h–, estableciendo un récord mundial al romper la barrera de las 100 millas/hora. Para ello, como todos los coches “de récord” de aquellos años, estaba animado por un descomunal motor de seis cilindros en línea con nada menos que 15 litros de cubicaje de poco más de 90 CV, combinado con una caja de cambios manual de tan solo dos relaciones. No obstante, también montó otro motor todavía más grande, que alcanzó los 20 litros. El caso es que su conducción podría parecer un mero trámite, pero quizá sea interesante saber que solo tenía frenos en las ruedas traseras…
Pero como ocurre en ocasiones, la historia de este automóvil no sirvió para que los propietarios respetaran su existencia, y tras batir varios récords, se vendió como chatarra y sus dos motores terminaron montados en lanchas rápidas y, curiosamente, sirvieron para batir nuevos récords de velocidad en agua.
La historia tiene final feliz, obviamente, pues el coche fue rescatado por Alan ‘Bob’ Hawker Chamberlain, un ingeniero australiano, que además, asumió el desafío de restaurar esta pieza histórica. Curiosamente, el motor original de 15 litros se encontró en Australia y tras restaurar chasis y propulsor, se reconstruyó la carrocería. El trabajó se completó en 1982 y después de 67 años, arrancó por primera vez.
Desde que fue restaurado, el Napier Samson L48 estuvo presente en diferentes exhibiciones, hasta que el empresario australiano Peter Briggs lo compró en 1983 y mantuvo durante algunas décadas. Saldrá a subasta de la mano de la casa Bonhams, quienes aseguran que solo ha tenido cuatro propietarios en los últimos 120 años.
El Napier Samson L48 comenzó su historia en junio de 1904 y fue el primer coche de carreras con motor de seis cilindros de Napier. Estuvo a punto de ser el primer coche con motor de seis cilindros de la historia, pero llegó dos años después de que Spyker lanzara el suyo al mercado.
Napier construyó este coche para la carrera Gordon Bennett de 1904 y las medidas de su motor dejan sin aliento, pues sus pistones tenían un diámetro de 155 milímetros, y una carrera de 152 milímetros. Por entonces, solo se conocía al coche como Napier L48, se añadió el apelativo Samson cuando se añadió el motor de 20 litros, con el que fue capaz de alcanzar las 119,34 millas/hora.
Este coche cuenta con más datos históricos interesantes, pues se enfrentó, con Walter Thomas Clifford Earp, a nada menos que Vicenzo Lancia a los mandos de un FIAT y al señor Louis Chevrolet, quien pilotaba un Christies. Logró batir a los dos míticos personajes, que poco después fundaron sus respectivas marcas: Lancia y Chevrolet. Ese mismo día, batió el récord de las 100 millas/hora.
La historia continuó, como hemos dicho, con los motores montados en lanchas. El L48, el bloque de 15 litros, lo compraron los hermanos australianos Cornwell y lo usaron para la Nautilus 2, que logró batir algunos récords de velocidad. El motor de 20 litros se perdió cuando la lancha en la que iba montado se hundió.
El motor L48 permaneció olvidado en la fábrica de cerámica de los hermanos Cornella durante 34 años, hasta que en 1950 lo descubrió Chamberlain, quien lo compró con la idea de exhibirlo en una de sus fábricas. Sin embargo, en 1977 se embarcó en la restauración del Napier L48 utilizando dibujos originales de fábrica, en posesión del Museo de Ciencias de Londres, fotografías y las enormes instalaciones de ingeniería de su empresa. Recreó el coche según sus especificaciones de 1908, cuando corrió en Brooklands con el motor de 15 litros.
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